lunes, 2 de abril de 2012

Gatos nevados



El invierno ha acabado por vencer el calor de mis manos. Ha coloreado mi nariz de rojo y mis mejillas, más que nunca si pienso en tu pelo.
Decías que no te gustaba la navidad porque odiabas las mentiras. Que por lo único que te gustaba es porque yo me ponía gorrito. Ya no me enfadaría si me lo vuelves a decir aunque suene triste.
Hace unos años jugábamos con la nieve, y entonces, recuerdo que si te gustaba. Cuando mirábamos las luciérnagas de las calles y me pedías silencio para no asustarlas. Cuando inventabas villancicos obscenos que me hacían reír a carcajadas. Éramos capaces de subir la temperatura a cualquier estación.
Y ahora el invierno, solo es invierno frío que nos hiela por separado las pisadas sin rastro de nieve.
Tu eras el hombre gato, y yo, la mujer poesía. Y sólo desde tu balcón se veían las estrellas de Madrid, y el paraíso adquiría mil formas, y tu sonrisa era la luna de Alicia.
Habrás pisado supongo muchos tejados desde entonces, y en más de uno te habrás resbalado, que nos conocemos. Lo que no sé es si seguirás ronroneando fuera de mis garabatos.
Si cierro los ojos, aún te puedo ver con tu cigarro y pose de chulo, esperando en mi portal, con una bola de árbol de navidad escondida en tu chupa negra, “hace un frío que te cagas, si me das calor te doy un regalo”, y luego me abrazabas.
Tengo tantas deudas con tus brazos como tú con mis lágrimas; y una se me acaba de congelar una mientras termino mi carta a los reyes: este año quiero un nuevo gato, para arañarle; para que me vuelva a gustar la navidad y pueda decorar un nuevo árbol. El mío tiene las bolas descoloridas del frío y acabo de entender, que no me apetece volver a pintarlas.

1 comentario:

  1. Bonito blog y bonita foto.
    Ojalá que todo siempre sea bonito también.

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