jueves, 24 de enero de 2013

El mundo en el que vivo.


El mundo en el que vivo es un mundo imperfecto.

Porque hay personas desahuciadas, que piden dinero en el metro.  Políticos corruptos, parejas discutiendo.
Hay violencia por las calles, y amigos sin trabajo. Hay mentiras, violadores, árboles talados, ladrones.
Hay humo en mi ciudad.

Pero en el mundo en el que vivo también hay muchas flores y canciones de Serrat.

Y hay  amigos, dispuestos a una cerveza si viene la tristeza. Y hay madres, que te besan justo antes de dormir.
Y hay rock, películas de Rocky; chicos que te guiñan un ojo, gente que te sonríe en el metro. Hay abrazos, hay besos.

Hay gente que lucha por sus sueños.

Y también hay bares, y princesas; y príncipes que destiñen y que no dejan de serlo.  Hay utopías en los ojos de la gente. Y hay castañas sacándose del fuego.

Hay personas que darían la vida por otras personas. Hay amor. Y por eso.

Y solo por eso, el mundo en el que vivo, está lleno de poesía.

lunes, 7 de enero de 2013

¿Y qué pasa? pues que pase 2013.


No pasa nada tía. Y me abrazó.

Hay personas que son un verano en las estaciones más frías de la vida.
La tristeza se manifiesta en forma de despedidas, no de daños o poesía. Arriba.
Pero no nos quedan partidos, ni tabaco, y esa terraza sigue cerrada.
Yo le miro sin comprender: el mundo se muere, un año nace, y seguimos sonriendo como si no fuera con nosotros. Es más, brindamos y todo.

No pasa nada tía. Y me besó.

Pero pasa. Un año. Y seguimos sonriendo a pesar de los adioses. A dios. A una de las mujeres de mi vida. Y te lo sigues tragando. Las lágrimas, y las canciones.
Yo te pongo ojos de música, y tú como labios de bailar. Y seguimos hablando de los malos ratos, y que bueno, que se pasa; que no pasa nada tío. Y así 2012.

¿2013? Pues igual, con 2013 versos más. Y todo el insomnio que quiera venir si es amando. Con todos los sueños que busques y  todos los crucis que quieras en el camino de hacerse a uno mismo.

Lo de la belleza en los pasos de cebra es cierto: que es bueno parar de vez en cuando y respirar. Pero no esperar un 1 de Enero como solución a uno mismo. Ahora, o cuando sea...que no pasa nada tía y bueno…si pasa, vamos a estar preparados.

martes, 27 de noviembre de 2012

Hay en noches como esta


En noches como esta hay una luna con manía persecutoria.

Mendigos durmiendo en la plaza de Ópera. Chicas dejando huella en sus copas, y haciendo cola en la entrada del baño. Chicos fumando en la puerta y gatos en los tejados.

Hay canales que venden mentiras, señoras preguntando el futuro. Mercados de soledad, marcas de pubertad, consecuencias.

Hay almas buscando regazo, perdiendo dinero al póker, niñas que se suben las bragas, perros ladrando.

Hay besos en los portales, miradas a punto nieve, cenicientas muy pasadas y novelas  de Bukownsky.

Hay Principitos canallas, pastillas para dormir, pérdidas de inocencia.

Hay  palabras en la sala de espera.

Hay trenes que salen, mentes que explotan; hay política en los labios con alguna palabrota.

Hay parejas en la cama, que se llenan de versos. Callejones oscuros, madres en vela, niños soñando. Sombras, tabaco.


Yo fumo en la ventana y todos,

esperan un amanecer nuevo.

Qué Madrid más absurdo.


A veces, Madrid se viste de gala para nosotros. Enciende sus luces, de colores; reduce su ruido, y tiñe una alfombra de flores bajo nuestros pies. Entonces, Madrid se vuelve tu casa y yo me vuelvo un poco loca, y quiero besarlo todo y bueno; que eso es bonito.

Entonces, la noche se vuelve como cualquiera de esas noches en las que la vida se reduce a fumar contigo unas horas, a preguntas imposibles. Y la cerveza, corre más rápido que nuestras pupilas entrando en duelo.

Podría contarte entonces que me sé tus pesadillas, y que quiero entrar en tus sueños de la forma más humana que sé: a versos.

La palabra poesía trasciende mucho más que la belleza. Implica. Saber que nos hemos querido siempre. Y mientras tanto estamos en casa, haciendo sumas imposibles a través de las manos, desordenando cada rincón y a cada canción un abrazo.

Le hemos levantado tantas veces la falda a la duda, que seguimos sin tenerlo claro.

Le hemos mostrado el lado más humano de la mente a todas las estrellas de este cielo contaminado. Nos hemos jodido pero bien. Y aquí seguimos.
Hablando del mundo como si le conociéramos, hablando de nosotros y no de ellos, porque para qué.

Estabas en Santa Ana la última vez que te vi como eras para los demás. Y le toqué el culo al miedo; pero no salí corriendo.

Suicidaste tus penas en mi barra de larios, y yo creí que te salvaba cuando era yo quien lo hacía al tirarte del pelo.

Eres más absurdo que un domingo por la tarde. Y esta noche en Madrid, ronronean muchos gatos. Entonces nos vestimos de gala y bueno, seguimos sin entender nada; pero nos seguimos queriendo.

domingo, 14 de octubre de 2012

Ciclos.

Esto de vivir la vida cíclicamente es algo que nunca he entendido.
A estaciones, subidones, por picos o lunas.
La vida en un constante desequilibrio de sensaciones y ganas, discrepancias contigo mismo del por qué ahora, del cómo estaré mañana. Donde. Sin importar tanto el dónde si el con quien es infinito.

A veces creo que me hago mayor demasiado deprisa, con unos ojos que intentan mirarlo todo en lo más absurdo de la ambición. Con unas manos incansables.Y la luna...

Moverse entre tus deudas y desánimos, queriendo perder el control a la mínima de cambio, a la máxima.
Imponerse a la locura interna de cada uno, y a cada cual sus vicios y deseos.
Respetare desde lo más íntimo de la conciencia.

Me he puesto un juicio por cada paso. Yo. Y he aprendido a trompicones a ser sorda de los ajenos. Cuestión de supervivencia.

Escuchar palabras y no mandatos. Eso sí es amor propio.

Me hago mayor mientras intento sobrevolar los límites de mi vida: eximirme de la rutina de pensamientos porque nada se hace real si antes no es imaginado.

Que al final, fuimos creados para diseñarnos en el desorden natural de las cosas, que unas veces a ciclos; y otras a hostias.


lunes, 10 de septiembre de 2012

Mujeres y Septiembres


Si quieres dejamos la nostalgia para otro momento. Le dije. Y acto seguido me besó el ombligo.

Estaba sentado, a su lado, un cenicero lleno de dudas.

Jugar a que somos Septiembre y comienzo. Huída y ausencia. Que viene a ser lo mismo que nosotros y que bueno, siempre se nos ha dado bien.

El caso es jugar a cualquier cosa que tenga que ver con mirarnos.

Y mientras deshago tus nudos de garganta, el maldito gato me observa así como pensando, menuda idiota.

Los días se están haciendo más fríos y a mí me duele todo menos la cabeza. Ironías de dos, qué quieres que te diga, se va pasando el tiempo.

Siempre pensé que estar enamorada era desordenar el cuarto como Matilda. Pero no hago más que malabares de pensamientos que se me caen al suelo, y mira, lo pongo todo perdido.

Quizá sea que eres demasiado joven. Me dijo. Y acto seguido me di media vuelta. Sólo media. Para mirar al perrito que pasaba a mi lado.

Necesito un calendario lunar para saber cuándo podré besarte. Y entre tanto me distraigo mirando por la ventana, a ver si pillo alguna estrella con vida.

Esta mañana me ha dejado una hoja en blanco y un lápiz. Y un post it que pone Septiembre. Y me he ido a comprar caramelos en lugar de pan.  He tenido el desayuno más largo del mundo.

Y ahora me abraza como si tal cosa. Y yo tengo una resaca horrible.

Si quieres dejamos la nostalgia para otro momento. Le dije. Y acto seguido me besó el recuerdo.

martes, 24 de julio de 2012

Por una vida sin paro


Vivir para trabajar, trabajar para vivir y viceversa. Dicen que hay gente que está en paro vital.
Y de repente, te encuentras de frente contigo mismo, sentado. Esperando en cualquier banco para un préstamo del tiempo que invertiste en la bolsa de no vivirte lo suficiente.
Y para entonces no se pagarán extras de excusas ni remordimientos por no haberte trabajado, tu mente y tu discordia que cambiaste por espejos.
Echarle la culpa al mundo siempre ha sido de cobardes.
Juventud.
Trabajarte. La magia de sentir la sensación de estar vivo. Compararte en la belleza del saber hacer de uno mismo. Regalarte, tu tiempo: sólo por cariño.
El esfuerzo del despertador sin ninguna obligación aparte de ti.
El ascenso, mental. El compromiso, propio. La jornada de asumirte, completa: con todas tus limitaciones y sueños.
Porque siempre hay oportunidad de volver a firmarte el contrato que una vez te otorgó el nombre. Y eso sí es una buena oferta: Sin personas a tu cargo y tu eterno responsable.
Ser el jefe de tu vida. Ser a secas, pero ser.
No te quedes en paro, no pares de vivirte a trago.