Tienes la voz ronca.
Y esa afonía feliz de maldita nostalgia que nos grita en la
garganta cuando el tiempo pasa rápido sonriendo.
Tienes latido, tienes verso.
Tienes la magia de los que cantan a deshora.
Tienes la lluvia quemándote el rostro, tienes las manos
mojadas de mí.
Tienes la risa en la piel, los labios de miel, el humo en la
boca.
Tienes un rato para la vida, tienes un rato de vida.
Tienes los ojos llenos de deudas, y todas las dudas de quien
mira el mar.
Tienes las manos hechas a la medida de los sueños.
Y los sueños se ríen de tu voz ronca…
Y tú tienes que seguir cantando.
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